¿Es posible que nosotros mismos formemos parte de mundos virtuales de civilizaciones más avanzadas? Es uno de los dilemas existenciales que plantea la realidad virtual a medida que va perfeccionándose. Ya hay dobles idénticos de personas reales en ella y sus usos van mucho más allá de los videojuegos: desde el entrenamiento de cosmonautas a la formación de cirujanos. ¿Llegará un momento en el que la realidad virtual llegue a competir con la vida real?