Actualmente, los robots ya son capaces de actividades tan diversas y contrapuestas como disparar armas o servir de juguetes sexuales. Y cada vez parece menos lejano el día en el que acaben haciéndose con gran parte de nuestros puestos de trabajo. De nuestras camas al mismísimo espacio, de las fábricas a los centros comerciales, los robots empiezan a ocupar cada vez más terreno antes reservado a los humanos. ¿Pero llegará el momento en el que quieran algo más y empiecen a exigir sus derechos?