En el transcurso de una fiesta bien aderezada con alcohol y drogas en un complejo de viviendas sociales de Ohio, EE.UU., se produce un incendio que acaba con la vida de Cynthia Collins, una niña de dos años. Los vecinos señalan como culpable a Kenneth Richey, que supuestamente habría provocado el fuego para acabar con su exnovia. Condenado a muerte, comienza un viacrucis de apelaciones que acabará sacándolo de la cárcel 21 años después, cuando se revelen las deficiencias de la investigación.