Tras la desintegración de la Unión Soviética, Transnistria, una región rusoparlante en territorio de Moldavia, no estaba muy de acuerdo con el futuro que el país había elegido para ellos y sus líderes decidieron que su tierra debía emprender su propio camino. Hoy en día, conocida oficialmente por sus lugareños como la República Moldava Pridnestroviana, es prácticamente un Estado soberano, aunque no reconocido, con sus propias instituciones de poder, sus leyes y su economía.