Hay gente a la que cualquier desafío parece quedársele pequeño y busca constantemente el modo de superar sus límites. Andréi Matveyenko es, sin duda, de esa clase de personas. Ya fue campeón del mundo de buceo libre en el 2014, pero con eso no se conforma. ¿Por qué no sumergirse a más de 70 metros en aguas heladas, en total oscuridad, a poder ser en el Ártico? Por cierto, un pequeño detalle: detesta el frío. Pero eso, desde su muy particular forma de ver las cosas, solo añade interés al asunto.