No son vampiros, pero la luz solar produce el mismo efecto sobre ellos. La extraña enfermedad que padecen les impide vivir bajo los rayos que emite el astro rey, pero no dejan de buscar su propio camino y hallar el modo de ser felices. Si no puede ser de día, tendrá que ser de noche, bajo la lluvia o al amparo de un cielo gris. Así es la vida cuando el Sol se convierte en tu peor enemigo.