China no podía desear un mejor símbolo para representar al país en el mundo, porque ¿a quién no le gustan los pandas? Esos osos despiertan la ternura de cualquiera, y encima… ¡son vegetarianos, como cualquier moderno que se precie! Pero también son otra cosa: vulnerables. No es de extrañar, pues, que el país asiático ponga tanto empeño en su conservación, recurriendo a las más curiosas estrategias para garantizar la supervivencia de los ejemplares existentes… y su reproducción.