La vida tras el Telón de Acero era una incógnita para los países occidentales. Mucho se especuló, por ejemplo, sobre cómo sería el primer equipo olímpico soviético en los Juegos de Helsinki de 1952. Pero tras su actuación algo quedó claro: la URSS era una potencia deportiva de primer nivel. Y eso a pesar de cuanto habían vivido esos primeros medallistas soviéticos: combates, asedios, hambre, campos de concentración… ¿acaso podía asustarles que los demás los miraran por encima del hombro?