A bordo de sus barcos, los hombres y mujeres de la organización ecologista ‘Sea Shepherd’ no luchan tanto contra la pesca ilegal como contra la codicia y la insensatez que está arruinando la vida marina y comprometiendo el futuro de las generaciones venideras. Combate desigual, sin duda, pero en el que no están solos; varios países empiezan a ser conscientes de lo que hay en juego y les prestan ayuda, lo que incluye soldados armados: nadie dijo que proteger el planeta sea tarea fácil ni segura.