La ciudad filipina de Ángeles se ha convertido en un destino de turismo sexual para los países ricos. El negocio del sexo está tan generalizado que ahora una legión de huérfanos de padre, hijos de extranjeros que vinieron aquí de vacaciones, pueblan la localidad. Y no parece esperarles un futuro mucho mejor que la vida que llevan sus madres prostitutas. Por el contrario, sus padres viven confortablemente en sus lugares de origen, países ricos como Alemania, EE.UU. o Australia.