En 1976 España abandonó su última colonia, el Sáhara Occidental, en manos de Marruecos. Desde entonces, el pueblo saharaui está dividido entre aquellos que se quedaron en su tierra y los que huyeron de la persecución marroquí. Quienes escaparon sobreviven en el desierto, en condiciones extremas y ante el desamparo de la comunidad internacional.