La fracturación hidráulica es un polémico método de extracción de gas de esquisto que causa daños al medioambiente y a la salud de aquellas personas que viven alrededor de las explotaciones, en cuyo entorno, el agua y el aire se han convertido en venenosos, mientras su existencia se asemeja cada vez más a un infierno. Incluso el derecho a quejarse les ha sido arrebatado en pos de un supuesto bien común que no han experimentado.