¿Se puede confiar en adolescentes, que se han criado en la calle, han cometido graves delitos y que carecen de alguien que los pueda guiar en el camino de la vida? Sí. Y no solo que se puede, sino que se debe confiar y creer en todos estos jóvenes que, sin lugar a dudas, tienen el mismo sueño de aquellos adolescentes que se han criado en su hogar con sus padres.