La idea feliz de una multiculturalidad en Europa no ha dejado de ser una utopía. Los Países Bajos no han sido una excepción e incluso hay movimientos de rechazo al inmigrante. La mayoría de los extranjeros nunca llega a asimilar la cultura del país de acogida o, como en el caso que preocupa a las autoridades, intentan imponer la suya propia.