Imaginar que se hubiera podido reconstruir el rostro humano de un muerto solo hace un siglo atrás habría sido tachado de fantástico. Así fue hasta que el científico ruso Guerásimov concibió el método que permitió hacerlo trayendo al presente la fisonomía de diversas personalidades históricas… incluyendo al famoso Zar ruso Iván el Terrible