Tras la independencia de Letonia de la URSS en 1991, los nacionalistas letones provocaron una ola de odio hacia los rusos, residentes en esta república báltica. Hoy las nuevas generaciones buscan superar los lacerantes recuerdos en común y proyectarse al futuro. Sin embargo, el odio, acoso y hostigamiento a los rusos sigue plenamente vigente.