La Revolución de 1917 significó una devastación del antiguo arte ruso de la iconografía, incluyendo la sagrada iconografía ortodoxa condenada a muerte por el ateísmo. Las representaciones sacrosantas tiradas en las calles soviéticas en los sesenta luego se empinaron a las subastas internacionales y hoy llegan a venderse en miles de dólares.