Mientras España no sale de su espiral electoral, su gobierno emplea una retórica agresiva contra Venezuela, algo que el presidente Maduro considera una intromisión en los asuntos internos de su país. En la Unión Europea la extrema derecha gana cada vez más popularidad a costa de la crisis económica y los problemas migratorios. Y en EE. UU. y América Latina reflexionan sobre la intención de la organización de derechos humanos Amnistía Internacional de proclamar la prostitución como un derecho.