Para luchar contra las enfermedades de transmisión alimentaria ha de recurrirse a la detección y cuantificación de los microorganismos que las producen. Las técnicas clásicas generan resultados en tiempos que van desde 24 horas hasta varios días. Los métodos basados en genética molecular se presentan como una alternativa rápida, sencilla y eficaz para llevar a cabo la misma tarea. En este trabajo se diseñan dos de ellos.