San Adrianu, junto con La Condesa y los lugares de El Fondil y L'Ortigal, es la única parroquia de Grado y de toda Asturias en la que no reside de una manera estable persona alguna. Sin embargo, San Adrianu no es un pueblo abandonado, como recalcan los que allí vivieron ya que, regularmente, sus antiguos vecinos todavía suben hasta lo que fueron sus casas.