España es uno de los países en los que más antibióticos se consumen y en los que más se recurre a la automedicación. Eso, unido a la falta de inversión en la investigación de nuevos antibióticos, nos sitúa en primera línea de riesgo en la resistencia bacteriana. Algunos expertos predicen que en 2030 morirá más gente por enfermedades infecciosas que por cáncer si no se toman medidas correctoras.