Vedat no puede perdonar a Ali, pero por el bien de Piloto ambos quedan en resolver sus cuentas pendientes solos. Ajeno a su enfrentamiento, Suleyman no termina de entender la actitud de su hasta ahora único hermano, está esquivo, irascible y no parece el de siempre. Mientras, en el barrio, todos siguen preocupados por el estado de salud de Hüdaverdi menos Sevda que tiene sus propias preocupaciones.