La imagen de Ali empuñando un arma junto al cuerpo de su hermano es difícil de olvidar para Sevda. Por suerte para el Maestro el respaldo de Kurtbey le permite defender su inocencia aunque en casa de los Egilmez ya no es persona grata. Definitivamente el plan de Uygar ha fracasado y ahora no tendrá más remedio que ir un paso más allá si no quiere acabara él en el punto de mira.