Los problemas para la fábrica de armas van en aumento y ni Livio ni Alberto están dispuestos a perdonar la actitud de Lucrezia y Silvia. El tiempo pasa y la Navidad llega. Parte de los soldados reciben permisos para volver a casa con sus familias, pero ni Brando ni Tommaso están en la lista. Aún así la duquesa no renuncia a reencontrarse con su marido.