Con dos años empezó a nadar, con ocho le ficharon en la escuela de waterpolo, con dieciséis entró en un centro de alto rendimiento y con diecinueve ya competía con la selección española. Pero no ha sido todo esto lo que le ha llevado a los titulares sino su salida del armario. Cansado de insultos, de ver cómo le cancelaban contratos publicitarios, de tener que llevar una doble vida le dio una patada mediática al armario rompiendo el tabú de la homosexualidad en el deporte de élite. Esta es su lucha.