Ates no se ve con la capacidad ni con las ganas de tomar las riendas de la gestión familiar ni empresarial que su padre le dejó antes de morir. Leyla acabará por error a la casa de los hermanos pequeños de Ates y se hará pasar por la nueva institutriz que esperaban para no ser descubierta y sin imaginarlo, se convertirá en la nueva niñera de los pequeños. Ates leerá una carta que su padre le dejó en vida y que dará un giro a todo lo que él habría creído durante años sobre la verdad de su familia.