Está acostumbrado a la presión, a jugársela en las carreras, a competir al máximo nivel y a trazar curvas a más de 200km/h. Pero lo que no se había imaginado Marc Márquez, el campeón del mundo de MotoGP más joven de la historia, es que un trekking en los Pirineos se iba a convertir en una escalada de alta montaña, con rappel incluido.