La convivencia entre los Suri y los Bernhayer fue tensa y rozó la incompatibilidad. La negativa de la matriarca de la familia a raparse la cabeza, como es costumbre de todas las mujeres Suri, llevó a la tribu a expulsar a sus invitados, que más tarde volvieron para completar el reto que se habían marcado. Aprovechando, su estancia en el sur de España, los Bernhayer se han puesto en contacto con los Suri para limar viejas asperezas.