Jonathan y Marcos, ambos de 26 años, llevan juntos siete años, dos de ellos casados. Son familia numerosa y además poseen una tienda canina en la que trabajan juntos. Jonathan vive agobiado por tantas responsabilidades. Ni se le pasa por la cabeza tener ocio con su pareja y familia, cree que es una pérdida de tiempo. Las terribles huellas de un pasado marcado por la drogadicción le hacen vivir el presente con un perenne sentimiento de preocupación. Marcos, por su parte, vive ajeno a todo.