Paola, abrumada y en un estado de absoluta desolación tras haber sido forzada por Gonzalo a disculparse en una escena casi ceremonial, comienza a cuestionar sus decisiones. Este momento la lleva a considerar seriamente la posibilidad de regresar y abandonar el viaje que había planeado con tanto esmero. Mientras tanto, Gema concentra todas sus energías en los temas oficiales y en el trabajo con el presidente.