Amador mantiene una relación sentimental a dos bandas. Por otra parte, Javi, Lola y Vicente, incapaces de pagarse un hotel, encuentran una solución low cost a su falta de vivienda: fijar su lugar de residencia en un guardamuebles. Mientras tanto, varios vecinos de Mador de Montepinar deciden entrar a vivir en sus respectivos apartamentos, a pesar de que todavía no han concluido la reforma.