Tras regresar de su exilio voluntario, Enrique Pastor regresa a “Mirador de Montepinar”, donde descubre que su ‘añorada’ comunidad vive agitadas y dramáticas situaciones, como la de Amador y Maite que se han instalado como okupas en el piso de Izaskun. Viviendo al límite de la marginalidad, los Cuquis luchan por sobrevivir mientras tratan de garantizar el sustento de su familia numerosa trabajando como chatarreros.