Amador no quiere que su matrimonio con la Cuqui concluya en divorcio, por lo que intentará impedir la venta del hogar conyugal a un tercero a toda costa. Los continuos desencuentros entre Amador y Maite hacen que ambos se distancien cada vez más. La pareja acuerda vender el piso para que cada uno pueda rehacer su vida.