Unas pastillas llevan al marido de Araceli a dejar atrás su depresión para afrontar un nuevo reto: Enrique se anima a luchar por la presidencia del complejo residencial.Enrique sufre una profunda depresión, situación por la que rompe a llorar frecuentemente y sin motivo. Preocupada por el deplorable estado anímico de su esposo, Araceli intenta animarle, pero nada parece consolarle.