Con toda la malicia que corre por sus venas, Dila da a conocer al mundo su tergiversada historia lo que deja contra las cuerdas a una Elif que vuelve a sentirse decepcionada con Firat por no haberlo impedido. Sin apoyos, a Elif sólo le queda confiar en Zerrin, la abogada del accidente, mientras Sude encuentra la forma de sacar beneficio propio de la situación. Ante la actitud de su hermana y de su madre, Firat rompe por completo con ellas.