Kendal acudirá desesperado en busca de Sibel, la madre de su hijo, para dar con el paradero del mismo. Kendal, sin piedad y haciendo eco una vez más de su maldad, amenazará a punta de pistola a Sibel si no le dice dónde está. Mientras Baran sigue luchando por su vida, Ada dejará a un lado su orgullo abriéndole a su hermano su corazón y dejando por un momento ese amor odio que sienten el un por el otro.