Laura, asustada, piensa que va a ser la próxima víctima de las brutales agresiones que últimamente se vienen sucediendo. Su estado de estrés afecta a su trabajo, pese a que tiene vigilancia policial. Sospecha que varios enfermos la miran de forma inquietante. Mientras tanto, Archi, un jugador de rol, tras asistir a una partida en la que se simulaba el asesinato de un médico, entra en el hospital armado con una catana escondida.