Aunque Aslan intenta tenerlo todo controlado en previsión de un posible enfrentamiento con los Koruzade, el mayor problema para los Soykan es que Ilyaz les conoce muy bien y desde hace mucho tiempo. Además, la conciencia de Devin le impide seguir el juego de su marido. Cihan reúne la valentía necesaria para anuncia a la familia las buenas nuevas y Yagmur se hunde entre la culpabilidad y la soledad.