Descubrir que Atilla ha sido el encargado de proporcionarle las drogas a Ceylan transforma por completo a Aslan que busca venganza inmediata traicionando incluso sus propios principios. Desde ese momento ya no habrá vuelta atrás ni para él, ni para Devin que, con la inestimable ayuda de Hülya, comprobará de primera mano que se siente siendo una Soykan atrapada en el tormento del infierno. Pero Ilyaz Koruzade aún tiene entre manos su propia venganza.