Mientras la relación con su hijo empeora, Sahin encuentra consuelo en Nesrin. Una noche, Sahin se arma de valor y le hace saber a Nesrin sus verdaderos sentimientos. Ali comienza a ver las grandes diferencias entre su nuevo entrenador y su padre pero, a pesar de sentirse extremadamente incómodo, se ve obligado a seguir trabajando con Gülce debido a su contrato.