Alba se recupera de sus heridas tras el enfrentamiento con Gabriel. Sin embargo, para ella parece que ya nada volverá a ser igual. Cuando despierta, tiene la impresión de haber perdido su capacidad para contactar con espíritus, una posibilidad que puede que no le resulte tan mala. Podrá por fin ser una chica normal, disfrutar de una vida junto a Pablo… Pero a pesar de haber perdido el don, la joven nota que algo se está gestando, un gran cambio del que ella forma parte porque es la elegida. Por otro lado, la esperanza de normalidad de Alba no es compartida por Alicia: la niña comienza a comprender por qué ha estado teniendo esas alucinaciones, esas visiones de futuro, aunque la respuesta puede que le haga aún más daño.