Samanta Villar conoce de primera mano uno de los pasos más conflictivos de Europa, la valla fronteriza de Melilla. La periodista convive con personas cuyo día a día está marcado por la frontera. Doce kilómetros de vallas paralelas de seis metros de altura, dotadas de luces de alta intensidad, videocámaras de vigilancia y equipos de visión nocturna (21/03/2013).