Cuando la Policía llamó a declarar a Manuel Alonso, él sacó un fajo de tickets para demostrar en qué lugar había pasado el día, de tal manera que esa actitud sorprendió a los investigadores. Días después al sospechoso se le permitió entrar a la escena del crimen rompiendo los precintos. Lo que hizo fue recuperar la carpeta que tenía escondida Lucía Garrido y que incriminaba a Manuel.