Cuatro peculiares calles del barrio madrileño de Los Olivos, en las que conviven una amalgama de personas y realidades. San Benigno, San Timoteo, San Fulgencio y San Canuto, son los Cuatro santos que dan nombre a otras tantas calles, pero sus vidas nada tienen que ver con las de las familias que allí habitan. Edificios iguales, con galerías corridas y diminutas viviendas que no pasan de 25 metros cuadrados. Todas ellas son propiedad de la EMV, la Empresa Municipal de la Vivienda, y sus vecinos esperan ser realojados.