Las palabras de Justino en su reaparición han vuelto a hacer que Cacao sospeche de la versión que le han dado sus padres por lo que acude ante la única persona que le puede aclarar definitivamente todas sus dudas; su padre. Pipa quiere seguir adelante con su vida y acude a la cárcel para hablar con su padre, pero este no ve con buenos ojos que su hija le abandone en la venganza. Sal, que está contra las cuerdas y a merced de la voluntad de su padre recibe la llamada de Anita que le ofrece una posible salida.