Todas las cartas están ya sobre la mesa. Justino tiene ahora cogida la sartén por el mango y a Simone y Rui no le queda otra que abandonar la mansión si no quieren problemas mayores. Cacao ya es oficialmente su hija ante todos y no va a permitir que nada malo le pase. Pero la joven aún tiene alguna cuenta pendiente que resolver de su pasado justo cuando Marco se atreve a reconocer sus sentimientos ante Vitoria.