La vida de Rafaela, de 41 años, estuvo marcada por una enfermedad congénita, una familia desestructurada y un entorno rural donde se tiende a ocultar la violencia doméstica. Asesinada a manos de su maltratador, su historia la narra Hiro, su hijo mayor, que quedó huérfano a los 14 años (14/11/2018).