Tras haber hablado Violeta con su madre, Blanca empieza albergar sospechas de que su hijo Santi es homosexual. Trata de hablar con él pero éste lo niega todo rotundamente. Violeta lamenta haber utilizado la tendencia sexual de su hermano como acusación para hacerle daño y vengarse así de todo el mal que él le ha hecho. Santi empieza a darse cuenta de que ha llegado el momento de afrontar un gran paso en la vida.