Vanessa pide a Jaime que le deje dormir en su casa, ya que alguien está empeñado en hacerle la vida imposible y por ello ha venido a Madrid. Jaime le ofrece su ayuda y trata de tranquilizarla. Cuando Vanessa le cuenta a Matilde que ha pasado la noche en casa de Jaime, ésta le habla mal de Jaime y le aconseja que no se meta en líos. Vanessa se siente entre la espada y la pared, no confía en nadie pero no sabe que hacer.