Luego de casi 100 años el Canal de Panamá revirtió a manos panameñas por parte de los Estados Unidos en 1999, lo que fue considerado como una independencia de la presencia militar norteamericana en el país. Sin embargo, los reclamos populares relacionados con la distribución de los beneficios canaleros y el aprovechamiento común de los territorios anteriormente ocupados se mantienen desde distintos sectores.
El deterioro en las condiciones laborales de los empleados del Canal ha generado protestas en los últimos años que han culminado con represiones y amenazas, más allá de la prohibición de huelga y otras limitantes para quienes son, supuestamente, considerados como el activo más importante de la vía interoceánica.
Otros movimientos sociales también plantean que las áreas revertidas han caído en manos de las élites políticas y económicas, convirtiéndolas en un nuevo enclave neocolonial; un ejemplo citado por vecinos de las comunidades aledañas al Canal es el establecimiento de más d